El único imputado en el homicidio de Mafalda Sánchez: “Robé, usé armas y pagué; ahora estoy acá injustamente y no quiero morir en la cárcel”

Guillermo Páez quiso declarar ante el Tribunal que lo juzga como coautor del delito de homicidio en ocasión de robo, y lo hizo por más de media hora. Relató cada punto de su trayecto, cuando salió a comprar, la mañana que mataron a Mafalda Sánchez.

“Ese día comencé a preparar una pared para hacer el revoque fino. Estábamos trabajando en una ampliación en una casa antigua, como de quintas, que tenía en el ingreso una tranquera. Siempre nos vamos turnando para salir a comprar, siempre le toca a uno diferente, y esa vez me tocó a mí”, aseguró.

Estaba trabajando con otros tres hombres en 1° de Mayo y Amaro Galán. Dijo que siempre hacen horario corrido, hasta las 16, y que al ayudante suelen pedirle que cebe mates para que los oficiales de albañilería no paren.

Fue hasta un supermercado chino ubicado sobre Avenida Jorge Newbery. Ahí se dio cuenta que no le alcanzaba la plata. Eran las 11:30. Entonces llamó a uno de los compañeros (por eso la certeza del horario), le comentó y le pidió que pregunte al resto si llevaba una sola cosa o volvía por más plata y compraba todo junto. Le pidieron la yerba. Volvió, juntaron más plata y fue otra vez por la azúcar. Inclusive contó que como una mujer lo vio con el paquete en la mano, le cedió su lugar en la caja porque ella llevaba muchas más cosas. También intercambiaron una charla sobre la inflación y cómo subían los precios.

De allí se dirigió a comprar bizcochitos a una panadería ubicada en el barrio ATE 2, sobre calle Miguel B. Pastor. En su relato dio el detalle de las calles que usó, y también las veces que se metió en contramano por algunas arterias. Dijo que en la puerta del negocio se comió dos (le dieron unos cinco más o menos), y los otros se los metió en el bolsillo de la campera.

Para la investigación, hay un lapso de tiempo (entre las 12 y las 13) que no pudieron establecer dónde estuvo el obrero de la construcción. Los movimientos anteriores fueron captados por diferentes cámaras de seguridad.

Páez afirmó que al salir del local de panificados (eran las 12) volvió a la obra: “Seguí haciendo el fino, no podía dejarlo mucho tiempo (explicó que eso se evita para que no queden grietas), terminé la pared y después guardamos todo para irnos”.

Por primera vez se ventiló en el juicio que pasadas las 17, del mismo día, se dirigió en moto con su esposa hasta el barrio La Rioja, donde en ese momento vivía su hermano. Los había invitado para festejar su cumpleaños y fueron otros de sus familiares, entre ellos la madre de Páez. Ninguno de estos testimonios pasó el debate oral. “Mi mamá se llevó a mi hija en taxi para que no fuera con nosotros en la moto porque estaba frío”, apuntó.

Cuando llegaron, según dijo, se encontraron con el operativo policial del corte de las calles, sobre Chacabuco, y también con la morguera. Horas antes ahí habían asesinado a Mafalda Sánchez.

Más tarde allanaron su casa y lo detuvieron. Recordó que un rato antes un hombre golpeó la puerta: “Me dijo que buscaba a una familia, que ahora no recuerdo el nombre, dijo que era delivery pero sospechaba que era algo raro. Después me di cuenta que era alguien que habían mandado para ver si yo estaba allí”.

“Desde ese día les dije que iba a colaborar”, aseguró el hombre que lleva un año y 13 días detenido.

Comentó que la última vez había estado detenido en La Botija (hacía dos años que estaba libre), y había encaminado su vida con la ayuda del pastor de una iglesia, donde se congregó.

“Consumí cocaína cuando conocí a gente que no debía. Pero no tengo una familia de delincuentes, ninguno tiene antecedentes. Mis padres siempre fueron trabajadores, mis hermanos todos trabajan. Yo sí cometí errores, pagué y se me fue mucho tiempo de mi vida, mi pasado no fue bueno”, añadió.

“No pensé estar privado de la libertad por esto, jamás podría vivir con conciencia tranquila. Siempre me hice cargo. Tengo un pasado turbio, y antecedentes por robo con armas, pero nunca ejerciendo violencia, y por eso ya pagué, y se me fue la vida en la cárcel. Ahora estoy acá injustamente, y no quiero morir en prisión”, continuó.

Por otra parte desmintió a una testigo que aseguró verlo días antes del crimen en la casa de Mafalda, porque había pedido un turno (ya que la víctima era parapsicóloga). “Soy un cuco por mis antecedentes”, agregó.

“Si es verdad que estuve adentro, sería necio pensar que tuve que armar el circo de cortar la luz para entrar. Pudo haber dos personas, eso no lo sé. Pero en el paso no me hubiera quedado nunca de campana, porque eso no lo hice. Me hubiera hecho cargo de entrada”, concluyó.

En la última audiencia que se realizó este martes por la mañana, el Ministerio Público Fiscal desistió del testimonio de una vecina de Sánchez, que junto a su pareja señalaron a Páez en un álbum de fotos. En ambos casos, durante el relato, sitúan al imputado entre las 11 y las 12 en el barrio.

Fotos, video y edición: Nahuel Sanchez